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Imagine por un momento

Imagine por un momento que trabaja usted para una gran empresa situada, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid. Imagine que su gran empresa tiene problemas serios, pero serios de verdad, y decide bajarle el sueldo a todos sus trabajadores; no es que su departamento haya dejado de vender su producto, de hecho tiene más clientes que en años anteriores, pero eso no importa, todos los trabajadores de su gran empresa van a cobrar menos y usted no es una excepción. Usted sabe que, aunque algunos departamentos parecen no querer enterarse de la situación y siguen haciendo proyectos tan inútiles como costosísimos, las cosas en su empresa están francamente mal así que usted no hace nada, apenas protesta, es la época que le ha tocado vivir, más se perdió en Cuba, el fútbol es así, etc, etc.

Imagine que después de esa primera bajada de sueldo, la filial a la que usted pertenece decide bajarle también el sueldo y lo hace, pero lo niega reiteradamente; al igual que con respecto a la gran empresa en la empresa filial usted tiene más clientes que antes y, al igual que la gran empresa, algunos departamentos de la filial siguen sin querer enterarse de cómo está la situación hasta el punto de querer montar una fiesta con una preparación carísima que quizá ni siquiera vaya a tener lugar. Como es usted una persona responsable se lleva mucho trabajo a casa de toda la vida y, aunque le paguen menos, sigue rindiendo como siempre. Sigue usted atendiendo a sus clientes como si no hubiera pasado nada.

Imagine que después la filial a la que pertenece decide que, para poder prescindir de unos cuantos trabajadores, usted trabaje más horas, no muchísimas más, pero en su trabajo cualquier minuto de trabajo extra supone atender a muchos más clientes y, además, se encuentra con que para cubrir los huecos de los que ya no volverán usted, un trabajador cualificado, se tiene que hacer cargo de tareas para las que no está tan cualificado.

Soy de letras, pero si las cuentas no me fallan eso es una bajada de sueldo. Y van tres. Ahora usted protesta algo más, porque el asunto no era y nunca ha sido el dinero, e incluso algunos clientes protestan con usted, pero en su protesta, en la que pide que vuelvan los que ya no están, no tendrá más apoyos que los de aquellos directamente implicados, el resto no es que mire para otro lado, es que directamente le mira con desprecio, por protestón.

El trabajo en la gran empresa le costó conseguirlo, no crea que fue un caramelito y, aunque le encanta, le da muchos dolores de cabeza, tantos dolores de cabeza tiene de toda la vida que si no le encantara hacía tiempo que se había puesto a hacer cualquier otra cosa.

Para conseguirlo estuvo usted preparando la entrevista más de dos años a razón de ocho horas al día, seis días a la semana. Es usted un trabajador altamente cualificado para su puesto y tras las bajadas de sueldo se ve en la tesitura de que, por esa falta de trabajadores, tiene que asumir algunas funciones de las que, francamente, no tiene mucha idea, pero como es responsable lo intenta, se prepara para asumirlas y lo hace, el tiempo dirá el éxito que ha tenido. Cierto es que se queja, pero poco, total, aunque muchos fingen oírle, nadie le escucha.

Desde que entró en la gran empresa también se ha visto en la tesitura de que le han cambiado la forma de trabajar cada X años, pero nunca le preguntan a usted, que es el que conoce el campo de primera mano y, digo yo, quizá podría aportar algo interesante. La dirección de la gran empresa se reúne de cuando en cuando con “expertos” que desconocen el producto y la clientela pero tienen ideas innovadoras y las aplican sin preguntar; esos “expertos” miran experiencias de otras grandes empresas y las aplican sin más, aunque la realidad de su gran empresa sea absolutamente diferente a la de esas otras grandes empresas que pretenden imitar.

Usted es una persona con espíritu crítico por lo que sabe que, a pesar de sus esfuerzos, su departamento en la gran empresa no va bien, que ahí están las cifras tan horrorosas como siempre, y, aunque en ningún momento le han preguntado, le culpan a usted de todos los errores de un departamento que usted no ha diseñado, de hecho ni siquiera le han dejado opinar. No importa que los clientes en muchos casos no sepan usar el producto, que el producto, aunque imprescindible, cada día tenga menos prestigio social, que las distintas directivas lo hayan usado siempre para atacarse pero jamás hayan ido a las raíces del problema. La culpa es suya, si los clientes se aburren, aunque sabían a lo que venían y les va la vida en usarlo en condiciones, la culpa es suya, si no saben usar el producto porque ni los clientes directos ni los indirectos ponen el más mínimo interés, la culpa es suya; no importa que no saber usar el producto a veces sea lo más molón del mundo, que usarlo mal y trampear con él dé prestigio social entre sus clientes, si algo va mal, la culpa es suya, pero ¿y si va bien? en ese caso el mérito es de los clientes, que han tenido el interés suficiente como para sacarle partido al producto.

¿Se imagina todo eso? Mis condolencias, es usted profesor de secundaria.